"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





miércoles, 30 de agosto de 2017

La Gran Dama y la hormiga














Leo que hay revuelo por el hecho de que haya aparecido una hormiga dentro de la urna donde habita el sueño eterno la Gran Dama española. Sí, porque la Gran Dama española nunca fue la Duquesa de Alba, ni la Reina Católica, ni la Preysler, por mucho que la prensa del corazón de turrón pugne a favor de estas señoras para venta de sus papeles amarillos. Dama, dama, y lo tengo grabadito desde niño, solo cabe llamar así a la de Elche. Tampoco porque fuera de Elche, sino porque la hallaron allí. Probablemente ni siquiera procedía del lugar donde fue encontrada bajo tierra. Si fue aquella mujer de caliza un elegante producto de un demiurgo ibero, que es lo que habitualmente se dice, o tarteso o procedente de culturas del mediterráneo oriental para el caso me da igual. ¿Que si es netamente ibera dice mucho en pro de la calidad técnica y estilística de tal cultura? Sin duda, y habla a favor de lo esponjosos que fueron los iberos recibiendo influencias orientales y adaptándolas a su medio.

Pero ahora hay revuelo porque aparece una hormiga en su entorno. ¿Eso es malo? ¿Es que algunos no han oído hablar de la simbiosis y de cómo se hacen favores mutuos entre seres diferentes? Tal vez se trate de una admiradora de otra especie que no ha podido soportar que el metacrilato le impidiera manifestar su amor por la Dama. Dos mil quinientos años de belleza sin photoshop dan para enamorar a cualquiera. Yo mismo estuve enamorado en mi niñez de esa hermosura atávica que en nada se parecía a las mujeres de Castilla, de Navarra o de Andalucía. Porque la fisionomía de la Dama tiene poco de las mujeres de la historia de los últimos siglos. Pero allá por el siglo V de antes de nuestra era, tanto hombres como mujeres ¿tendrían otros rasgos? Las facciones de la Dama, ¿eran características lejanas o emuladas en estos pagos peninsulares? Yo me colgaba de ella. La contemplase perimetralmente o de frente o en perspectiva alejada la Dama se reproducía con diferentes bellezas y, en mi enamoramiento infantil pero carnal, me embelesaba con sus tics recónditos, con la tersura de su piel, con la caída en aguja solar de su nariz, con el dibujo suave de sus labios y con el almendrado fascinador de unos ojos que parecían estar hechos solo para los míos. Con su tocado y ornato no me sentía tan atrapado, no obstante resultar deslumbrante. Y es que las diosas tan puestas nunca me fueron demasiado, he preferido siempre las de servidumbre y anonimato. Y hete aquí que ahora una hormiga, quién sabe si no será la reencarnación de un guerrero ibero, de aquellos jinetes que aparecían en las monedas de diez céntimos acuñadas durante el reinado del guerrero del antifaz, accede de manera subrepticia a la intimidad de mi Gran Dama. 

No quiero pensar que se trate de un acto terrorista de nuestros días. Pero tal como ha reaccionado cierto grupo político valenciano exigiendo, denunciando y evidenciando lo mal tratada que estaba en el Museo Arqueológico Nacional nuestra fabulosa Dama, según ellos, el grito en el cielo de ese partido me ha asustado. ¿Solo por el tono? No. Más porque les ha faltado tiempo para reclamar su vuelta a Valencia, guiados por ese antiguo espíritu taifa o cantonalista que tan estrepitosos fracasos cosechó en siglos pasados. Les oigo decir, en su afán redentorista, que "han fallado todos los protocolos básicos y mínimos del museo y que de haber estado en su lugar de origen eso no hubiera pasado". ¿Su lugar de origen? ¿Qué me dicen? En todo caso que maticen: su lugar de hallazgo. Y si se refieren a esto, a uno se le ocurre: ¿es que en la Comunidad que la reclama no hay hormigas? Esa presunción que les lleva a pensar que la Gran Dama estaría mejor cuidada entre los suyos me confunde. ¿Los suyos? Los suyos, que ya no existen, podrían ser los iberos o la cultura que la diera vida. Los ilicitanos de ahora llegaron mucho después, incluso después de después, es decir tras la estancia de los moros, por decirlo en términos coloquiales y con todo respeto, naturalmente.

A mí que no me la quiten de donde está. Que no sea objeto de negociación para cualquier gobierno que busque apoyos por mantenerse. Que me la dejen ahí. Que no me la politicen y menos que me la  partidicen. Me viene cerca para ir a verla y recuperar una brizna de amor que creía olvidado.




martes, 29 de agosto de 2017

Quienes quedan en entredicho son ellos, amigo Gregorio Morán















Los amos de La Vanguardia no publicaron tu artículo Los medios del Movimiento Nacional hace un mes y ahora rescinden tu contrato. Se acabaron las Sabatinas intempestivas, tu jugosa y fecunda columna semanal. Al menos en ese medio. Pero tus seguidores entregados desde hace años no queremos que desaparezca ni el alma, ni la visión, ni la mordacidad, ni la perspectiva de su contenido. Has sido un cronista vivo, audaz, sin morderte la lengua. Anhelamos que tengas cobijo en otro medio más independiente. Porque La Vanguardia ha hecho un flaco favor a quienes persiguen con un cierto grado neurótico un nuevo Estado al que quieren llamar República. ¿Puede llegar la República con prohibiciones y censuras, hoy veladas o escogidas y mañana vaya usted a saber cómo? Desde luego, si esta actitud de intolerancia y persecución a la libertad de expresión que ha ejercitado La Vanguardia es sólo el anticipo de lo que va a venir muchos diremos que no es nuestro concepto de República lo que andan tramando ciertos clanes para instaurar allí. 

Quien queda en entredicho no es tu criterio, Gregorio. Mucha gente ha comprado La Vanguardia los sábados simplemente por leerte a ti, sobre todo en tiempos en que aún lo digital no existía y había que leer en papel. Incluso muchos de provincias del interior lo hemos hecho, aunque nos tapáramos la nariz sobre otros temas que el periódico de los Godó nos ofrecía en su conservadurismo y pactismo tradicional con los representantes de las clases pudientes de España. Ahora será que pintan prebendas y futuro de subvenciones sin límites, imagino, para los que demuestren fervor patriótico y hay que estar al supuesto mejor postor. Ahí resulta ser lo de siempre, y lo que hemos abominado algunos siempre.



(Fotografía de Fco. J. Rivas)


viernes, 25 de agosto de 2017

El cuento de nunca acabar

















Una mujer mayor me pregunta por la calle la dirección de un hotel. Como voy en el mismo sentido la acompaño y la ayudo a transportar parte del equipaje. En el recorrido charlamos coloquialmente. Mezcla español e italiano, pero resulta comprensible todo. La noto cansada aunque mantiene el tipo, no obstante sus años y los transportes que ha utilizado para llegar hasta aquí. Por lo que cuenta se la ve viajera y audaz. Ha tenido que esperar primero en la estación de tren de una capital importante del sur del país para luego tomar otro medio. Se queja prudentemente de que en aquella estación no hubiera un lugar apropiado, como en otras ciudades, Madrid o Barcelona, cita como ejemplo, para descansar un tiempo el viajero. Aquella circunstancia le debió disgustar porque me comenta que se acercó a un policía y le preguntó que cómo no había una sala aparte para una espera cómoda, como en Barcelona, osó poner de ejemplo. El policía, dice ella, se limitó a responder: Esto no es Barcelona, señora, esto es España. La mujer lo narra con indignación contenida, y me repite la anécdota, sin mayor animadversión, pero herida. Algo así como que la respuesta de un guardia, de quien no se la esperaba,  pusiera la guinda. 

Sin comentarios. O sí, uno solo: los nacionalismos y los prejuicios se alimentan mutuamente.

Cuando llegamos al hotel nos abrazamos y agradeció que la condujera hasta allí. Otra conclusión de la que me siento muy honrado: los internacionalismos también se alimentan, pero con fraternidad, ayuda mutua y esperanza.



(Fotografía de Alfred Stieglitz)


martes, 22 de agosto de 2017

Persistencia gozosa y no solo aniversario





















"La inocencia es la perduración del origen en el hombre. Un espíritu existe inocente cuando se revela como una prolongación de su naturaleza, y no como resultado de la experiencia. Al hablar de experiencia no me refiero al conocimiento estrictamente racional, o aprehensión intelectual intuitiva o metódica, sino a las acumuladas figuras de sucesos mundanos en el alma: vivencia del absurdo, de la maldad y de la estupidez; todo ello nos enmienda. Empédocles pudo conservar durante toda su vida la voluntad de pensamiento, recibida en el origen, conforme a su complexión de filósofo, y continuar siempre inocente; igual cabe afirmar de Demócrito: la experiencia nada pudo contra ellos. En cuanto el hombre se revela capaz de mantener durante más tiempo su conexión con el origen, más consciente del destino y facultado para el arte y el entusiasmo se muestra. Y como nada existe más inmediato al origen que el niño, tampoco hay nadie más cerca de la inocencia y el destino, ni nadie, sin duda, que viva el entusiasmo con mayor vigor". 

Son palabras de Miguel Espinosa en Asklepios, un libro asombroso, de degustación exquisita. Nada que añadir. Tal día como hoy y a la misma hora, hace once años, cierto individuo provinciano e inquieto inició un camino hacia el origen, aunque sea inevitable su destino. Si la excusa fue en aquel momento el descubrimiento parcial de Karl Kraus y su libertad de pensamiento, amén de la tenacidad en persistir en su expresión contra viento y marea de los dogmas y fundamentalismos de la sociedad que habitaba, la excusa de Fackel hoy es más natural y sencilla. Sobrevivir, seguir asombrándose, agradecer la compañía de cuantos pasan por el blog y reconocer el valor del azar por proporcionarle descubrimientos que le siguen alentando.  


https://laantorchadekraus.blogspot.com.es/2006/08/kraus-vive_115619923218371994.html





(Fotografías de Álex Winckelman e Isabel Gómez, por ese orden)
 

domingo, 20 de agosto de 2017

Qué fue de




¿Qué fue de aquel flequillo? Una pregunta que se multiplica. Por ejemplo. ¿Qué fue de aquella mirada pícara? ¿Qué fue del rubio tirando a castaño? ¿Qué fue del esbozo de sonrisa ingenuo? ¿Qué fue de sus despistes iniciáticos? ¿Qué fue del ejercicio de quietud aparente? ¿Que fue de su piel limpia y lisa? ¿Qué fue de aquellos labios que bebían de sí mismos? ¿Que fue de aquella capacidad de memoria cinematográfica? ¿Que fue de la tensión controlada, pero natural, con la que a veces se evadía? ¿Qué fue del niño aplicado y sumiso? ¿Y del travieso? ¿Qué fue de un carácter crédulo a más no poder? ¿Qué fue de sus fantasías siempre tan asequibles como en ocasiones sinuosas? ¿A dónde fue a parar su agilidad de saltimbanqui? ¿Cómo evolucionaron sus turbaciones? ¿Dónde quedó su pasión por los descubrimientos? ¿Y la rabia creadora? ¿En qué momento estallaron las preguntas? ¿Quién le impuso la señal de una risa abierta que ha ido mermando? ¿Qué pasó con su perplejidad latente? ¿Qué fue de su agitación continua? ¿Qué fue de su ternura innata? ¿Y de su ritmo ilimitado de juego? ¿Qué fue, en fin, de todo su cuerpecito? El que vino después y después de después es un espécimen de déspota nostálgico de aquella otra criatura al que le atrae pero le duele apostar por el recuerdo. ¿Puede encontrarse rastro del infante desaparecido tras su devenir presente, esto es, más allá de las arrugas, el cabello demediado, la barba cana, su mirada cansada, un aire desgarbado, las manchas nacientes cada día sobre la piel, cierta galbana creciente, un despiste elevado, un reconcentramiento excesivo, los rictus incrédulos, la teatralidad huidiza, su cuerpecito desmejorado?  

Son preguntas al vacío. Como mucho, ecos de preguntas sin consistencia. Pero él piensa: mientras me las pueda hacer...




viernes, 18 de agosto de 2017

miércoles, 16 de agosto de 2017

Antonio Machado en vigor




Antonio Machado en Juan de Mairena: "El paleto perfecto es el que nunca se asombra de nada; ni aun de su propìa estupidez". O bien: "Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque solo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura".

Cada vez me convenzo más de cómo siguen en vigor las irónicas pero directas aseveraciones de Antonio Machado Ruiz  -muerto en el exilio, enterrado en Collioure, Francia, dicho en catalán Cotlliure-  que publicara en 1936.

Sus palabras sirven hoy día como entonces para desarmar y descalificar a los necios. Menos veneno por parte de estos vendría bien para seguir procurando el entendimiento y la concordia. Que tome nota el Ayuntamiento de Sabadell.


Al ver esta mañana el artículo de Ian GIbson, y agradeciendo que haya gente sensible a la que repugna la estupidez y la falsedad, me ha parecido interesante poner aquí el enlace:


https://elpais.com/cultura/2017/08/16/actualidad/1502906472_695077.html



martes, 15 de agosto de 2017

Aire fresco con Pierre Étaix para este día de Agosto y Cierra España




Apto para todos los públicos, en especial para quien se aburra, no se aguante a sí mismo, esté deprimido, cargado de deudas o de ira, sufra un desamor, se crea el rey del mambo o propuesto en un consejo de ministros, alardee de seductor, se encuentre pendiente de un hilo o en un callejón sin salida, o simplemente no soporte a los cuñados, hijos, padres o demás fauna del entorno en esta fecha fatídica. Muy propio para levantarte el día de tedio festivo de la Virgen de Agosto y Cierra España

Agradeciendo a Filmoteca Shangrila la recuperación de esta genial película corta (no llega a doce minutos) de Pierre Étaix y Jean-Claude Carrière, de 1961. ¿Quién dijo que las cosas pueden ir a peor? Tal vez, pero conjuremos la suerte con humor.



domingo, 13 de agosto de 2017

A pídola



Me he reconocido en la cola, esperando para el salto, con mi jersey de pico y corbata, pantalones cortos y las medias de lana bien subidas casi hasta las rodillas. Trataba de apartar a un lado mi flequillo travieso, mientras me mordía la lengua e intentaba convencerme de que tenía que estar a la altura de la prueba. Podía hacer frío pero no teníamos frío. El juego, era todo expectación. Cada cual esperaba su turno para demostrarse a sí mismo el poder del impulso y no quedar por debajo de los otros chicos. Me vienen aún algunos nombres a la mente, caras que hoy no reconocería por la calle, y parece que estoy oliendo aún la naftalina de las prendas de algunos compañeros o que saboreo aún el último cacho de pan con membrillo. Y sobre todo la lenta oleada de sudor que destilaba aquella zona del patio donde nos concentrábamos para saltar a la mula. Pretendíamos que aquellos ejercicios cada vez más ágiles, más audaces, más duros y tantas veces más salvajes y exagerados confirmaran al hombre que se iba haciendo, sin sospechar que de manera análoga a como ascendíamos en la escala de nuestra fortaleza algún día empezaríamos a decaer. Entonces las cosas no eran tan explícitas. Proponerse un paso más difícil en la escala del juego era excitante y atrapaba. Algunos se lucían especialmente, debido a su talla o al elegante control de su cuerpo. Los más pesados de movimiento y con cierta obesidad o bien permanecían al margen o se esforzaban por no ser menos, entre las risas un tanto crueles que provocaban los saltos frustrados por sus dificultades. Yo, que era menudo y no muy consistente, me cimbreaba bastante bien y normalmente sorteaba la altura. Otra cosa era cuando tocaba ser el burro o la recua sobre la que iban a dejarse caer uno tras otro los chavales hasta acumularse encima del grupo que quedaba debajo sosteniéndolos. Ciertamente, ahora se da cuenta uno de que se trataba de un juego democrático, en tiempos en que tal palabra se desconocía absolutamente. Democrático y de alternancia, que diríamos hoy, pues todo el mundo jugaba todos los papeles, a todos nos tocaba saltar o soportar al que saltaba, estar por arriba o por debajo, dependía de las partidas y de quienes dirigían las bandas que las sorteaban. Y un elemento inolvidable, la velocidad. Cuanta más velocidad se imprimiera al ejercicio más crecía la tensión, y los gritos, y los ánimos. El estímulo del colectivo prendía en el individual y la fila se convertía en un solo ser agitado, pletórico de vida. Una especie animal de circunstancia cuyo mundo no se llamaba Tierra sino Puro Juego. A veces pienso que aquel tipo de ejercicios, donde era impensable la tontería sofisticada que abunda ahora, tenían más de pedagogía autogestionaria que cualquier clase de enseñanza reglada. ¿Qué más se puede pedir a una pídola, mula o burro que hacer del cuerpo entero una herramienta lúdica, donde todos los órganos crecían en una acción coordinada?



(Fotografía de Santos Yubero)


viernes, 11 de agosto de 2017

Qué poco original el cartel barrendero de los cupistas




Lo del cartel que ha sacado un partido metaindependentista de Cataluña con el lema Escombrem-los! (¡Barrámoslos!) adolece de una falta de originalidad absoluta. Hay muchos carteles en la historia de la prensa satírica y política de los siglos XIX y XX que utilizan esa idea. Aunque seguramente el ilustrador copón, que no ha trabajado demasiado para hacerlo, más allá de poner caras de hoy a canes de siempre, se haya inspirado en un afiche leninista tal como resalta hoy la prensa. Pues si de imaginación se trata hasta en el tardofranquismo y primera etapa democrática se llegaron a diseñar carteles de mayor altura estética y de mensaje más exacto. Pero las viñetas satíricas de prensa o de pared tienen un largo recorrido anterior fructífero, divertido y representativo para los adictos a los mensajes de cada partido o sector social.

Es probable que a las nuevas generaciones que conocen poco del pasado les haya gustado o disgustado, según, el cartel de la barrendera, pero les aconsejo que a través de internet localicen imágenes más imaginativas, fustigadoras y con los pies en la tierra  -con el agravante de que la prensa y los dibujantes de entonces se la jugaban con el poder-  que la que expone ese partido que quiere asaltar los cielos, dotados para ello de una fantasía dudosa y arriesgada en sus pretensiones políticas. Porque, naturalmente, no basta con barrer a los corruptos o a los que han hecho mala gestión o a los representantes elegidos que no gustan. Si barres y adecentas la casa habrá que ocuparla después y...¿hay garantías de que todos podrán morar en ella? ¿De verdad creen que una minoría va a imponer nuevas reglas de juego en un mundo multipolarizado y transnacional? 

Puestos a buscar carteles, tralará, encuentro algunos por la red, y mira que los hay maravillosos. Quién sabe si el dibujante plagiador de turno no utilizará alguno de ellos, con rostros de hoy, claro, en próximos pasos de una campaña de clientelas y desatinos. Así que brindo por la expresión libre y crítica, pero sobre todo nueva, creativa, donde la imagen valga y no solo repita. ¿O pasaron los tiempos de la imaginación?











jueves, 10 de agosto de 2017

Quiero ser como Beckham, aunque ahora quieren ser como Messi o como Shakira




¿Se acuerdan de aquella divertida película de la chica india que quería jugar al fútbol y cuyo modelo era el futbolista? La chica Jess quiere ser jugadora, en lugar de estudiar y hacer lo normal de una sociedad normal, y todo su empeño es participar en un equipo femenino. Bueno, en cierto modo, ella era rompedora. No sé si se puede decir lo mismo de muchos niños y jóvenes que igual querían ser como él no solo por su juego sino por lo que cobraba, y por sus marcas de slips y su paquete, o por sus beneficios publicitarios o por su amplio repertorio de negocios de los que no sabemos. Porque los niños, créanme, son muy subliminales. Dicen querer ser como tal personaje y todos nos pensamos que es meramente por la imagen más conocida del personaje. Pero un tipo de estos trae en fila otra serie de modelos en sí mismo, imagen de triunfadores, de gente reconocida, de personas que siempre se lo pasan bien (menos cuando se separan y lo pasan mal por la pasta que tienen que soltar), de tipos que siempre andan de fiesta en fiesta y con tíos y tías que no se les resisten, de gente bien vestida y mejor perfumada (aunque vaya usted a saber de sus halitosis), de hipermillonarios...Porque los niños, además de subliminales son también muy egoístas y este don o plaga es algo que explica que de mayores seamos como somos de propietarios ávidos de todo lo que nos caiga. 

Viene a cuento de las preferencias que tienen hoy los niños respecto a lo que les gustaría ser de mayores. Una pregunta que ya nos hacían hace más de medio siglo, solo que entonces nos preguntaban las amistades de nuestros papás y ahora son las encuestas las que hacen de amistades de los papás. Y así veo que no ha evolucionado mucho el panorama de los últimos años, que los niños quieren ser futbolistas, policías, maestros y ¡youtubers! Esta última opción se abre paso y no sería de extrañar que los próximos años fuera destacando hacia la cabeza de la clasificación. Entre las niñas parece que prima algo más el modelo estable, y sus preferencias son: profesoras, doctoras, veterinarias, peluqueras y cantantes. Por supuesto, dejo la considerada reflexión a ustedes, porque todas esas preferencias nos indican con claridad la influencia y manipulación que todo lo mediático tiene sobre las tiernas y adultas edades.  Ah, sobre personajes estrella que desearían los chicos como jefe o líder pocas dudas les caben: Messi (naturalmente no parece importar que haya sido condenado a cárcel por los tribunales debido a delitos fiscales) y Shakira. Por cierto, el otro día estrené unos gayumbos marca Beckham porque yo también quería ser como Beckham. Y es que las tendencias duran todo lo que se quiera que duren.


lunes, 7 de agosto de 2017

La sopa boba. Contra la guarrería política




Parece que es lo que se lleva. Ser guarros, no políticos. Lo que ocurre hoy día es que debe estar produciéndose un fenómeno de vasos comunicantes. En principio a quien se dedique a tener actividad política  -desde el militante de base al colaborador o al profesional de un partido-  habría que reconocerle limpieza. Para interesarse por los asuntos colectivos se requiere higiene mental, herramientas como la tolerancia, el respeto y la claridad, una cierta dosis de inteligencia, cuanta más mejor, y una actitud coherente a ojos internos y externos de los planes y proyectos que se traen entre manos. No sé qué pasa pero todo eso anda descabalado. Cierta política y unos cuantos políticos  -o eso se creen ellos que son-  se han lanzado al extremo guarro. Es verano y no sé si son las serpientes del mismo, la repugnante y mediocre atención de los medios pseudo informativos, y el desquiciamiento de unos partidos y otros que viven más para colocarse en posiciones de ventaja cara a episodios electorales que para preocuparse de los amplios y profundos problemas de la ciudadanía, pero el caso es que el ciudadano medio solo percibe confusión. Tal vez se trata de espectáculo, que ya se sabe que en este país de fútbol, toros y festivales, mola mucho. ¿Que hay un fenómeno de turismo en grandes urbes que parecen colapsarlas? Un grupo de salvadores que no sabe a dónde va se encarga de iniciar una protesta-boicot urbana de baja intensidad, sin proponer alternativas, pero que genera inquietud en el sector comercial de turno y, antes o después, riesgo de desconfianza en los ciudadanos transnacionales. ¿Que hay una huelga en un aeropuerto fundamental donde, independientemente de la protesta legítima de los trabajadores, se incordia a miles de pasajeros accidentales? Pues no hay manera de entendimiento entre las partes del conflicto inmediato, a lo cual se suma la disputa y el echarse en cara sobre competencias entre administraciones. Hoy la última es que se apuntan otros salvadores para hacer propaganda entre los sufridos pasajeros de sus utópicas pretensiones secesionistas. ¿Qué decir de otros, como ese echarse los trastos a la cabeza entre líderes del mismo partido que se pretende que puede cuando cada vez puede menos? ¿O que reventón no causa escuchar a la tradicional y montaraz derecha española poniendo verde al resto con sus gracejos venenosos medidos más que comedidos? Y así podríamos ampliar la lista, con lo que queda todavía de verano, que vaya a saber usted qué nuevas suciedades no nos deparará. Sí, soy un pésimo opinador de la política. Solo toma nota. Pretender analizarla me supera y el que piense que no, que es facilona de entender, que se meta a tertuliano de televisión. Pero eso no me libra de mis cabreos e indignaciones y de constatar que más que política y políticos hay mucha guarrería y crecientes asquerosos. Cuestión de servicio de recogida de basuras que los entes implicados no ponen en práctica.

NB. Me conformo con encontrar tipos honestos que digan como el de la viñeta de Manel Vizoso, aquí presidiendo la entrada.



sábado, 5 de agosto de 2017

Muere una niña más y qué














Mucha palabrería, mucha foto de representantes públicos, mucha apariencia, mucha concentración ante los ayuntamientos, mucho pacto de blablá contra la violencia de género, pero la Administración pública sigue lastrada por sus burocracias y sus hipocresías. Por supuesto que hay bestias humanas que seguirán cometiendo tropelías con otros hombres, con mujeres, con niños y con ancianos. Pero si se supone que mantenemos organismos de las administraciones públicas para controlar a los monstruos de los que ya se sabe que lo son no se entiende que la burocracia impida actuar y evitar males extremos como el de esa niña asesinada en Valladolid. Hoy día, con los medios que hay, si la Administración no toma medidas oportunamente queda en entredicho. No valen la demagogia, las banderas a media asta, la aplicación floja de la ley o su propia insuficiencia, el duelo formal de los municipios y los pactos de pacotilla entre los partidos. Si el Estado y sus derivados y prolongaciones, incluidas las que propugnan independencia, no se preocupan de la ciudadanía más desfavorecida  -¿acaso no lo es una niña de cuatro años?-  no me hablen de política. Porque ésta huele fatal por mucha encuesta del CIS que se esgrime. Tómese nota o dimitan quienes resultan inútiles para gobernar. ¿Es pedir demasiado? Muere una niña más -o una mujer adulta- y qué se está haciendo, señores. Revisen los aparatos mediáticos, cuestionen la mentalidad media de la grey, analicen los valores mediocres de los que se empapan muchos paisanos, actúen preventivamente. ¿Es una demanda exigente únicamente para los que gobiernan? Es un grito contra la sociedad, cada vez más individualista, que mira para otro lado. Si no actuamos hoy no estaremos libres de la barbarie al día siguiente.

http://www.eldiario.es/sociedad/Asociacion-Campoamor-Fiscalia-Servicios-Sociales_0_672632960.html

http://ultimocero.com/noticias/movimientos-sociales/2017/08/05/unanime-exigencia-de-responsabilidades-por-el-asesinato-de-la-nina-de-4-anos/


martes, 1 de agosto de 2017

El buen salvaje de Artemio Rodríguez



Me ha llamado la atención la ilustración de cabecera del grabador mexicano Artemio Rodríguez en su blog. Este magnífico ilustrador, que bebe de la extensa tradición europea medieval del grabado y que tiene como maestro, entre otros, al satírico e imaginativo José Guadalupe Posada, lleva años de un trabajo intenso y creativo. Grabados, series y libros se han combinado para hacernos la mirada más clarividente. No solo me ha atrapado el dibujo sino que me ha entusiasmado. Ese bosque intrincado, esas criaturas de mirada torva, esas caras emergentes de los troncos de los árboles, ese diablo del bosque del que se me antoja más de una lectura. O bien protege a los niños, o bien trata de salvarlos de ser más salvaje que él mismo (en el peor sentido, basta ver lo armadas que van las criaturas, y un salvaje no es un bárbaro) o bien es un salvaje ingenuo que no sabe que el corazón del bosque está poblado de almas turbias capaces de acabar con el medio. ¿Será por eso que, en previsión de algo inevitable, el salvaje esté dotado de dos rostros?

La representación de estas criaturas imaginarias viene desde tiempos primitivos, aunque sean objeto iconográfico y literario abundante durante la Edad Media e incluso entrado el Renacimiento. Adjunto fotografía de uno de los salvajes de la fachada del Colegio de San Gregorio de Valladolid, de finales del siglo XV, para aportar similitudes.




Pues bien, mi amigo Jean, al que no veo desde hace tiempo, parece que se ha lanzado en su blog a la aventura de poner palabras caprichosas (él lo dice) a uno de los trabajos de Artemio Rodríguez, el Juego de la oca, que ya tenía en Méjico su currículo de representación de mano del genial Posada. Pues ya se verá, yo aviso de los riesgos de traducir imágenes a escritura. Pero ¿no es acaso algo natural y consecuente interpretar en nuestro interior la obra gráfica ajena? Por otra parte, ya le diré lo que tenga que decir a Jean por activa, por pasiva o por semipensionista. O bien me calle y simplemente siga su curso de ocurrencias y devaneos.

http://tulaevanescente.blogspot.com.es/2017/07/el-juego-de-la-oca-de-artemio-rodriguez.html